Siento que es momento de cambiar muchos de los patrones heredados y obsoletos por otros nuevos y efectivos que respondan a nuestro momento actual.
¿Cuántas personas conocemos que “esperan siempre que ocurra lo mejor”, en todas las situaciones e independientemente de las circunstancias?
¿Y nosotras? ¿Esperamos siempre que ocurra lo mejor? ¿Saben por qué?
A ver si les suena alguna de estas frases:
– Piensa mal y acertarás.
– No te hagas ilusiones así no te decepcionarás (claro y durante el proceso lo pasas fatal…muy inteligente).
– Todo el mundo quiere algo porque nadie regala nada.
– Cuando las cosas van bien siempre hay algo que lo estropea o dicho de otra manera: Lo bueno no dura….
– ¡Te vas a caer!
Hay una tendencia pesimista que se contagia de padres a hijos.
NO nacimos así, si hubiéramos nacido sin esperar lo mejor jamás nos hubiéramos puesto de pie y lo hicimos: o.
Aprendimos a caminar, a usar las manos, a manipular objetos y pudimos hablar porque “lo mejor” estaba en nuestra programación esencial. Luego poco a poco y casi sin darnos cuenta un día empezamos a repetir lo que dicen los mayores y que escuchamos constantemente: “soy pesimista” “haga lo que haga todo me sale mal”, “si algo puede ir mal, va mal” “me caeré”.
Cambiar los problemas por oportunidades solo es una cuestión de actitud.
Lo mismo que esperar lo mejor de todo lo que nos pasa es una cuestión de reflexionar las primeras veces y poner atención, para cortar la palabra que luego cortará el pensamiento y después el patrón.
Una pregunta clave puede ser: “En esta situación, ¿Estoy esperando que ocurra lo mejor?”
Nos rodean los dimes y diretes y es allí donde anclamos nuestra esperanza. Aunque podamos decir: “Si claro, y que pasa si luego no ocurre».
Hacer que cada momento sea mágico incluye ilusión y confianza.
Expresiones, será verdad! que nos conduzcan más bien a fortalecernos y esperar Siempre que ocurra lo Mejor.
@DGicherman
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